El típico niño nervioso, despistado, con mucho carácter… El TDAH en niños puede presentar muchas caras y es importante estar atentos. Porque una detección y tratamiento tempranos son clave para evitar que la evolución natural del niño se vea perjudicada.
En este artículo vamos a hablar de los diferentes factores de riesgo que pueden provocar el TDAH en niños, cómo detectarlo y qué hacer para reducir su impacto en la vida del niño.
TDAH en niños
El TDAH (Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad) afecta a alrededor del 3 y el 6% de los niños en edad escolar y tiene un carácter crónico. Es decir, que continúa durante la vida adulta.
Sus síntomas pueden tener consecuencias directas sobre la conducta, el rendimiento académico y las relaciones sociales. Y puede llegar a provocar trastornos asociados como depresión, ansiedad, trastorno disocial o, en última instancia, adicción a las drogas.
De ahí que sea vital prestar atención a cualquier señal que pueda presentarse.
Causas
A día de hoy, no hay consenso sobre las causas del TDAH en niños, aunque algunos estudios recientes muestran una gran importancia de la genética. Tampoco se conocen los factores de riesgo exactos que pueden favorecer que el niño desarrolle este trastorno.
Las investigaciones a este respecto se centran en:
- Nacimientos prematuros.
- Falta de grasa al nacer.
- Consumo de sustancias como el alcohol y el tabaco durante el embarazo.
- Exposición a agentes ambientales dañinos.
- Lesiones cerebrales de diferente índole.
Síntomas
Al principio decíamos: “El típico niño nervioso, despistado, con mucho carácter…”. Pero ¿qué significa eso realmente? ¿Qué señales nos pueden alertar del TDAH en niños?
A veces resulta difícil de ver a simple vista. E incluso puede confundirse con comportamientos nerviosos fruto de la excitación normal que puede tener un niño. Por eso es importante prestar atención para detectar patrones que se repiten en el tiempo.
Estas son algunos de los síntomas más habituales en niños que tienen este trastorno:
- Sufren distracciones continuas.
- Dan la impresión de no escuchar (ni siquiera cuando nos dirigimos a ellos).
- Cometen muchos errores por ir sin cuidado.
- No respetan los turnos.
- Mueven las extremidades de forma compulsiva.
- No son capaces de resistir la tentación ni de respetar las normas.
- Tienen problemas al relacionarse con otros niños.
Tratamiento
Los tratamientos más habituales para el TDAH en niños son la terapia conductual y la medicación.
Siempre es preferible empezar con la primera tan pronto como se realiza el diagnóstico. Y, a partir de ahí, plantear la necesidad de medicar al niño en función de su evolución.
La terapia conductual consiste en potenciar y motivar los comportamientos que consideramos positivos e intentar reducir de forma progresiva los que consideramos negativos.
Para ello, suele ser necesaria la capacitación de los padres, ya que son quienes pasarán más tiempo con el niño. Los padres deberán aprender los métodos para llevar a cabo esa terapia conductual de forma paralela a la asistencia de un especialista.
También es posible realizar un tratamiento con medicación si la terapia conductual no da los resultados deseados. En este caso, el tratamiento dependerá de las necesidades de cada niño.
Paciencia y cariño
Las conductas asociadas a este trastorno pueden generar mucha tensión en los familiares. Por eso es importante recordar que se trata de un trastorno, que no hay mala intención y que reñir solo puede empeorar de las cosas.
El TDAH en niños requiere tener mucha paciencia y cariño.