Sabemos que es el mejor remedio ante la adversidad, aunque a veces simplemente no encontramos el modo de llevarlo a cabo: tener una mente positiva es sinónimo de salud mental. O lo que es lo mismo, de felicidad.
El poder de la mente
La vida es un lugar bello, pero debemos aprender a afrontar los obstáculos que nos encontraremos en el camino. A veces estos obstáculos son pequeños y fáciles de rodear. Otras pueden parecernos enormes e insalvables.
Lo cierto es que no podemos cambiar el curso de las cosas, pero hay algo que sí podemos cambiar: el modo en que las experimentamos.
El poder de la mente es asombroso: alegría o tristeza, confianza o temor, amor u odio. Sea cual sea el sentimiento, ocurre exclusivamente en el territorio de nuestra mente.
Entonces ¿cómo podemos controlar nuestros pensamientos, sentimientos o estados de ánimo? Ejercitando esa parte de nuestro cuerpo, aprendiendo a tener una mente positiva.
Claves para tener una mente positiva
Sin embargo, sabemos que no es tan sencillo como pulsar un botón en nuestro cerebro que cambie el modo de “negativo” a “positivo”. Aprender a controlar nuestra mente es un proceso que requiere un pequeño esfuerzo por nuestra parte. Eso sí: sus beneficios son incalculables.
La clave está en cambiar esos aspectos y comportamientos de nuestra vida que podríamos considerar “negativos”. Pueden ser muy obvios, como por ejemplo: comer saludablemente, hacer ejercicio y no tener malos hábitos (tabaco, alcohol, etc.).
A fin de cuentas, nuestro cerebro es un órgano más de nuestro cuerpo, así que para tener una mente positiva debemos cuidar de él como cuidamos nuestro corazón, nuestro estómago o nuestros pulmones.
Otros comportamientos más sutiles son igualmente importantes. Algo tan simple como reír a carcajadas o compartir un momento íntimo con una persona especial suponen una liberación de endorfinas. Gracias a estas hormonas entramos en ese estado de “bienestar” en el que es mucho más fácil llegar a ser la mejor versión de nosotros mismos.
Tu bienestar está en tus manos
Es imprescindible cultivar ese bienestar para tener una mente sana. No atormentarnos con el pasado, no obsesionarnos con el futuro y vivir el presente, disfrutar de las pequeñas maravillas con que la vida nos envuelve en el día a día.
Rodearnos de aquello que nos trae felicidad y alejarnos de lo que nos trae pena y dolor, ya sean personas, hábitos o situaciones. Dar más las gracias y juzgar menos. Buscar propósitos, pero no obsesionarnos con ellos. Tratar a los demás como te gustaría que te tratarán a ti. Y tratarte a ti mismo como te gustaría tratar a los demás.
A veces nos convertimos en nuestros propios enemigos, en nuestros propios tiranos. Nos culpabilizamos por nuestras acciones, nos criticamos constantemente, nos martirizamos. En definitiva: ahuyentamos nuestro propio bienestar.
Por ello debemos recordar siempre que la felicidad depende de uno mismo. Todo está en nuestra forma de vivir la vida. Todo está en tener una mente positiva.